A partir de 2011, consonni tiene por primera vez habitación propia. De una zona industrial a una zona colonizada por la gentrificación, de la fábrica a la parroquia, de parasitar a compartir espacios, de la invisibilidad al camuflaje... A través del tránsito de consonni por barrios y locales distintos se puede leer la transición de Bilbao como una urbe industrial a una ciudad de servicios y la evolución de la producción artística contemporánea.

consonni toma su nombre de una fábrica abandonada en la península de Zorrozaurre (Bilbao) y en 1996, se constituye como “centro de prácticas artísticas contemporáneas”. Hasta noviembre de 1998, sus producciones tienen lugar en la fábrica consonni. Posteriormente consonni deja la fábrica y abandona la noción de centro. Sin espacio para gestionar sino con producciones para llevar a cabo, consonni busca los mecanismos de producción y difusión más propicios para cada artista, buscando el espacio más adecuado para cada proyecto.

Así, consonni pasa de una espacio fabril de 8.000m2 a una pequeña oficina de 11m2. Durante una década, consonni se aloja en el centro de la ciudad, en el edificio de la Fundación EDE que trabaja cuestiones vinculadas al desarrollo social, educativo y cultural. Posteriormente, consonni ubica sus oficinas durante un par de años en las antiguas oficinas del cura de la parroquia Cristo Rey, otro año lo pasa compartiendo local con la gente de Stereozona en el emblemático edificio de Muelle3.

Hasta llegar a tener espacio propio en el barrio de Bilbao La Vieja (entre las calles Cortes y Conde de Mirasol). Así, aunque los proyectos sigan adoptando su espacio idóneo, se amplían también las posibilidades de acción (presentaciones, talleres y programas de residencia, sinergias con otras organizaciones locales e internacionales…). Para maximizar las posibilidades, se participa en la red Sarean con otros agentes culturales del barrio.
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